La Torre de Hércules sigue en pie... ¡de momento!

Qué marcha tiene la Reina que, además de serlo, en la visita a Coruña, lo pareció, como dicta el archifamoso refrán popular. Realmente, todo sale a pedir de boca. La entrada la llevamos a cabo por el peaje, porque la Reina es demasiado sibarita, para echar el ancla en la Mardi Gras, arriar los botes y conocer a la tripulación de la Ruta 77.

Tras montar y probar, descubrimos que la Mardi suena como un cañón y que la gente que allí trabaja está bañada en oro de muchos quilates. Entraron después por nuestros oídos los primeros temas de los Ruta y nos fuimos de relax pre-concierto a brindar con una copa de buen vino de Ribeiro porque tanto monta, monta tanto, el Ribeiro como el compango, y hacia la sala, que las campanas ya tocaban a concierto.
  
Arrancando, los Ruta 77 pusieron los decibelios y la conexión con el público a la altura de Felix Baumgartner de puntillas antes de saltar desde la estratosfera. Entre su Nacional VI, carretera que une A Coruña y Madrid, a la que rinden homenaje, y Contra el mueble del salón arrancaron los primeros aplausos y dejaron a la gente calentita para la sexta parada real tras Oviedo, Sopelana, Fnac, Santander y Gijón.

Subió la Reina al altar y el Come Hell Or High Water fue recitado con la misma energía con la que se agarraba José de Espronceda al timón de su velero bergantín en la sala referencia del panorama musical coruñés. Una comunión profana que no terminó pudiendo ir en paz, porque la playa de Riazor se quedó con ganas de más arena del desierto de Arizona.

Después, una segunda exhibición, ambas bandas juntas, con la barra del bar como atril, gran número de espectadores, los instrumentos en plena armonía y bajo la batuta de Jack Daniel’s, que nos llevaría a la doble barra final de madrugada. Dejamos escritos los signos de repetición en la partitura coruñesa teniendo así la excusa para volver pronto a Galicia.

Desayuno triunfal de la banda al completo para poner rumbo a tierras asturianas con un gran sabor de boca, en el sentido figurado, y con la satisfacción de la misión cumplida.

Keep on rockin'!

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